JERUSALÉN, Israel/BEIRUT, Líbano.- El intenso fuego cruzado de los últimos días entre Israel y Hezbollah, en la frontera con Líbano, anuncia una guerra total con muchos interrogantes, como las expectativas de cada parte y la cuestión de si habrá o no invasión israelí.
Corresponsales de la agencia AFP en Jerusalén y en Beirut hablaron con responsables y analistas sobre si hay un modo de salir de la escalada actual.
“No hay más opción”
Las autoridades de Israel aseguran que no tienen más opción que responder a Hezbollah, que con el disparo habitual de cohetes desde hace casi un año ha obligado a decenas de miles de israelíes a abandonar sus casas cerca de la frontera con Líbano.
“Las actividades de Hezbollah han convertido el sur de Líbano en campo de batalla”, dijo un responsable castrense israelí en una sesión informativa.
Los objetivos del operativo israelí de los últimos días es debilitar la amenaza planteada por Hezbollah, repeler a los combatientes del movimiento proiraní lejos de la frontera y destruir la infraestructura desplegada por su unidad de élite Radwan.
El analista político israelí Michael Horowitz considera que el primer ministro Benjamin Netanyahu quiere presionar a Hezbollah para que detenga sus ataques en la zona fronteriza, incluso si no hay alto el fuego en Gaza con Hamas, condición que el movimento libanés había planteado. “Israel quiere aumentar gradualmente la presión sobre Hezbollah, y golpear más duro para obligarlo a repensar su estrategia de alineamiento con la situación en Gaza”, expone Horowitz.
Ambas partes libraron una intensa guerra de 34 días el verano de 2006, que costó más de 1.200 vidas del lado libanés, en su mayoría civiles, y unas 160 del lado israelí, mayormente soldados. “La situación es muy peligrosa, pero sigue habiendo margen para que la diplomacia evite lo peor”, cree Horowitz.
Miri Eisen, coronel retirada y actual socia del Instituto Internacional contra el Terrorismo, en la Universidad Reichman, cree que Hezbollah sólo entiende el lenguaje de la fuerza.
“El lenguaje que (Hezbollah) habla es un lenguaje de violencia y fuerza, y eso significa que la acción contra ellos es muy importante”. “No he visto que funcione otro lenguaje” en esa correlación de fuerzas, destaca.
Si bien las operaciones son por ahora aéreas, Eisen cree que puede haber una operación terrestre para garantizar que Hezbollah no pueda hacer algo como lo que hizo Hamas el 7 de octubre en el sur de Israel. “Hay que alejar a las fuerzas de Hezbollah” de la frontera, afirma.
“Ajuste de cuentas”
Tras el espectacular sabotaje de los dispositivos de comunicación de Hezbollah la semana pasada y el bombardeo que mató al comandante de la unidad Radwan, Ibrahim Aqil, el número dos del movimiento, Naim Qasem, afirmó que la batalla contra Israel entró en una nueva fase de “ajuste de cuentas”.
El lunes, más de 550 personas murieron en los bombardeos israelíes en Líbano, el balance más alto en una sola jornada desde la guerra de 2006. Y una fuente de Hezbollah dijo que la situación es similar a lo ocurrido aquel año.
Terror en el sur de Líbano bajo la andanada de bombasAmal Saad, una analista libanesa de la Universidad de Cardiff, en Gales, cree que Hezbollah sigue calibrando su respuesta para evitar una guerra total, un temple que ya mostró después de que Israel matara a su jefe militar, Fuad Shukr, el pasado julio en Beirut.
Cree Saad que Hezbolá llevará a cabo “una escalada controlada”, por debajo del umbral de una guerra abierta, “aunque cualitativamente diferente”.
En cualquier caso, el movimiento chiita se verá enardecido por el recuerdo de la guerra de 2006 y la impresión de que supo batallar contra el ejército israelí. “Son capaces y más eficaces que los israelíes cuando se trata de hacer la guerra en el terreno”, comenta Saad.